Por Yaqui Andrés Martínez Robles
En el presente escrito compartiré algunas reflexiones en torno a tres preguntas que suelen presentarme en diferentes foros, cuando las personas se enteran de que una de mis actividades profesionales es el Coaching Existencial. Por supuesto que las respuestas que ofrezco son apenas una perspectiva, la del Circulo Existencial de México, y no espero que representen la opinión de otros practicantes del Coaching. Las ofrezco como parte de una invitación al diálogo y la reflexión.
Las preguntas son:
¿Qué tiene que ver el Coaching con la Psicoterapia? (I Parte)
¿Cuál es la visión Existencial sobre el Coaching? (II Parte - Página Actual)
¿Cómo se une la perspectiva Existencial al Coaching? (III Parte)
¿Cuál es la visión Existencial sobre el Coaching?
Desde mi punto de vista, una perspectiva Existencial del Coaching comenzaría por hacer a un lado parte del aura que lo envuelve y que lo convierte en una actividad extraña, incomprensible, y de la que sólo los "expertos" pueden hablar. Al igual de cómo se ha hecho con la psicoterapia (Spinelli, 1994), podemos reconocer que cuando un campo del saber, especialmente si se trata de una saber que tiene que ver con las relaciones humanas, se vuelve inalcanzable y "misterioso" para las personas sin entrenamiento específico, se convierte fácilmente en un campo fértil de confusiones, usos y abusos de poder.
Siguiendo una mirada Existencial los seres humanos, independientemente de nuestra edad, condición social, nivel educativo o profesión, etcétera; de vez en cuando requerimos de ser escuchados por otro, o necesitamos tomar un tiempo para hacer una pausa y reflexionar sobre nuestras vidas en general, o acerca de un aspecto en particular que nos preocupa.
¿Quién nunca ha solicitado la ayuda de un amigo, un familiar, un religioso, o alguien en quien confiemos, para que nos escuche unos momentos? ¿Para que nos apoye en nuestra búsqueda de claridad? ¿Para mirar lo que nos preocupa desde una perspectiva más amplia? O cuántos de nosotros no hemos estado en múltiples ocasiones frente a una persona que solicita nuestro apoyo urgente porque tiene que tomar una decisión en el momento; o que simplemente requiere que la escuchemos y ayudemos a clarificar una experiencia que le acaba de ocurrir y que no alcanza a integrar como parte de su vida aún.
En todos esos casos no podemos hablar de "Terapia" ni de "Psicoterapia". Sin embargo, y sobre todo si tenemos algún tipo de entrenamiento psicológico o psicoterapéutico, en dichas ocasiones usamos elementos propios de las diferentes psicologías para poder apoyar de una mejor manera a quien nos lo solicita.
Recuerdo que hace algunos años, recibí una llamada de mi madre a eso de las tres de la madrugada. Se encontraba muy alterada y nerviosa por un "mal sueño" que acababa de tener y necesitaba hablar con alguien. ¿Qué correspondía que yo hiciera? ¿Que le dijera que yo no era su psicoterapeuta y que mejor esperara a la mañana siguiente para buscar una cita con algún profesional? ... Por supuesto que la escuché. Y no sólo eso, durante algunos minutos eché mano de algunas de las estrategias que conozco como terapeuta para apoyarla en su búsqueda de claridad. Pero yo no le llamaría a eso una "sesión de terapia".
¿Cómo le llamamos a ese tipo de situaciones?
Claro que podemos recurrir a cualquier tipo de nomenclatura para referirnos a ellas, e incluso ni siquiera estamos obligados a nombrarlas de alguna manera definitiva o sobre la cual haya algún tipo de consenso. Es simplemente que a mi me parece que podemos referirnos a tales momentos como experiencias de "Coaching".
También viene a mi mente una conversación que tuve hace años con un desconocido en un tren. Nunca antes lo había visto. Simplemente compartíamos el viaje durante cuatro horas y comenzamos a conversar. La charla que tuvimos se dirigió, de manera no planeada, hacia una serie de preocupaciones que yo tenía en esa época de mi vida. La conversación con este hombre me clarificó muchas de mis confusiones, me ayudó a ver mi situación desde una perspectiva más amplia, y aún la conmemoro como una de las más agradables conversaciones que he tenido en mi vida. ... Y nunca he vuelto a saber nada de él. Hoy en día me gusta pensar sobre ese momento como una experiencia de Coaching Existencial.
Tales situaciones me llevan a pensar en el Coaching, específicamente en el Coaching Existencial, como una labor humana, en la que todos nos vemos envueltos por lo menos alguna vez en la vida, ya sea en el rol de ofrecerlo o de solicitarlo. Puede ser que se desarrolle en el campo de la vida en general, de la vida profesional, de las finanzas, del deporte, del desarrollo escolar y académico, etcétera.
Se trata de una experiencia de "Conversación Poderosa" (como ya describí en una entrega previa de este blog). Ahora bien, el que sea una labor en la que cualquier persona se vea sin ningún tipo de "certificación" o de preparación profesional específica, no significa que no se pueda aprender a realizar de una mejor manera; que no puedan desarrollarse mayores y mejores habilidades para su desempeño y que, a través de la debida formación y estudio, no pueda establecerse una "certificación" para desarrollar esta tarea a nivel profesional.
Todos podemos aprender habilidades para promover "Conversaciones Poderosas".
En el campo específico del Coaching Existencial es la FICE (Federación Internacional de Coaching Existencial) quien establece los criterios para que dicha actividad pueda ser aplicada por un practicante certificado, y en México se desarrolla dicha certificación en el Circulo de Estudios en Terapia Existencial (CIR-EX).
Por supuesto que, desde la perspectiva Existencial, las características del Coaching toman un perfil específico, que describiré en la tercera y última entrega.
Próximamente realizaré una entrega más, para responder a la tercera pregunta.